de Ignacio Apolo
DESDE EL 5 DE AGOSTO LOS SÁBADOS A LAS 20 HORAS
El Extranjero – Valentín Gómez 3378
Entradas: $3000
En venta por Alternativa Teatral

 

SINOPSIS

Aimé regresa a la patria chica cargando sobre sus espaldas un desamor y dos hijos coreanos adolescentes. En Canning la recibe su padre, un gaucho de los últimos de su clase, cuya tierra se ve amenazada por el incontenible avance de varios emprendimientos inmobiliarios. Bartolo, el rufián, presiona a la familia en nombre de un grupo inversor dispuesto a arrasar con todo mediante la intimidación y la crueldad. La “pulpería Canning” se convierte así en botín de guerra pero, también, en escenario de una resistencia épica, narrada en clave de violencia y humor.
La obra se pregunta por los fundamentos de nuestra identidad: el territorio y su población. ¿Quiénes somos y en qué lugar de esta tierra, o en qué punto de esta historia, nos podremos encontrar?
Canning es la búsqueda artística, poética y política de aquellos pactos preexistentes que, tal vez, aún no estén rotos.
Comentario – Irene Acosta Alfonzo
Ignacio Apolo nos propone un tema con muchas aristas duras y una raíz común: el vínculo del ser humano con la tierra, y los vínculos entre los seres humanos. Los expone con una modalidad hilante rozando el absurdo, con mucho  del grotesco criollo. ¿Cómo nos vinculamos con la tierra?,, una parte propia y otra ajena, ese significado que le podemos otorgar a un lugar dónde anclamos nuestra vida. Y que nos pasa con los vínculos humanos, ¿por qué no podemos ser leales ni siquiera allí, en lo íntimo del corazón?
Canning nos lleva a ese lugar del alma, y nos vemos reflejados en esa mujer que un día se enamoró y soñó una vida lejos de ese lugar que la criticaba,la apartaba. Nos podemos identificar en esos hijxs que fueron llevados como banderas de libertades no asimiladas del todo, de aquí para allá, y finalmente lanzan el grito de libertad con el mismo abuelo que fue abandonado, despreciado. El malandra que amenaza, tira de la soga y suelta un poquito, mientras tanto juega su infernal juego de intereses. Un abuelo apegado a las tradiciones mas antiguas, que parece ausente pero está mas presente que cualquier otro hombre.
La tierra no parece ser de quienes la habitan, la cuidan, la aman. La tierra se convierte en un negocio miserable que expulsa a las personas.
Y los chicos saben mas de lo que manifiestan, todo lo pueden cambiar.
En esa pulpería de tiempo detenido, cada cual parece estar en su burbuja pero ni bien se presenta la circunstancia de combatir a favor de la familia, la casa y la tierra, entran en un circuito de acciones y decisiones muy interantes y valiosas.
Una puesta atractiva, un tema muy interesante, un texto que dice todo y mas también. Actuaciones sólidas, contundentes, allí no hay tiempo al error; están todxs geniales. 
Nos gustó mucho, recomendamos!!!
FICHA TÉCNICA
Dramaturgia y dirección: Ignacio Apolo
Actúan: Anahí Ribeiro, Rodolfo Machado, Alejandro Chen, Cecilia Sangiovanni, Enrique Porcellana
Escenografía: Rodolfo Machado
Vestuario: Paz Camelli
Iluminación: Félix Padrón
Sonido: Fernando Santodomingo
Coreografía: Rosario Ruete
Voz en off: Ariel Gangemi
Fotos y video: Francisco Machado y Santos Loza
Comunicación y prensa: Mutuverría PR
Diseño gráfico: Andrea Trotta
Asistente de producción: Paz Camelli
Asistente de dirección: Viviana Represas
Agradecimientos: Familia Arana y almacén de campo La Tacuara (Lozano, Buenos Aires)
Duración: 70 minutos
PALABRAS DEL DIRECTOR – IGNACIO APOLO
«Me propuse cuestionar la ‘identidad argentina’ a través del choque de distintas tradiciones literarias, teatrales e incluso musicales con la novedad que traen la globalización, las redes sociales y la ruptura generacional. Si nuestras ideas tradicionales de “argentinidad” eran el gaucho, el folklore y la llanura que llamábamos “desierto” y, luego, con la oleada inmigratoria, el sainete, el conventillo y el cocoliche de los europeos, el tango y la ciudad arrabalera, ¿qué somos ahora? ¿Qué nos identifica? ¿Somos todavía la “pampa” aunque, paso a paso, la abandonemos o la cedamos a la especulación inmobiliaria y al monocultivo? ¿Somos aún los versos del gaucho Martín Fierro al tiempo que negamos la identidad de los pueblos originarios? ¿Y qué hay de nuestros chinos, nuestros coreanos, nuestros afrodescendientes? ¿Son parte de un “nosotros”? ¿Podremos llegar a ser alguna vez una comunidad si no consideramos que todos pueden y deben ser incluidos? El proyecto de un país «para todos los hombres y mujeres del mundo que quieran habitar el suelo argentino» fue soñado y rubricado hace más de un siglo y medio en nuestra constitución. El tiempo, que todo lo transforma, sigue pasando. Y aún lo seguimos soñando».