SÁBADOS A LAS 20 HORAS
El Portón de Sánchez – Sánchez de Bustamante 1034
Entradas: $3000
En venta por Alternativa Teatral
Autor: Frank Wedekind
Adaptación: Cintia Miraglia y Miguel Sorrentino
Elenco:
Iride Mockert: Domadora – Lulú – Voz
Horacio Marassi: Jim
Héctor Bordoni: Walter – Teclados
Carlos Ledrag: Dr Goll – Mendigo – Senador Erni. Guitarra
Miguel Sorrentino: Alwa Bajo
Música original y dirección musical: Carlos Ledrag
Diseño de escenografía y realización: Víctor Salvatore
Diseño de vestuario y realización: Paula Molina
Diseño de iluminación: Matías Noval
Coreografía: Víctor Salvatore
Letra de canciones: Cintia Miraglia
Fotografía: Cristian Holzmann
Diseño gráfico: Cintia Miraglia
Comunicación y prensa: Mutuverria PR
Director asistente: Ramiro García Zacarías
Producción ejecutiva y artística: Alejandra García
Dirección: Cintia Miraglia
Duración: 75 minutos
Sinopsis
Con guiños al universo del circo, el cabaret y el teatro musical, Lulú una tragedia monstruo, es un espectáculo con una extraña e inquietante mixtura entre la parodia y la tragedia. La obra de Wedekind está enmarcada dentro de la corriente expresionista y hacia esa dirección intentamos ir en una propuesta de teatralidad desmesurada y desbordante, donde palabra/imagen/acción confluyen en un tipo de expresión que estalla en su fuerza expresiva.
Lulú es una mujer de impulsos viscerales, que domina y magnetiza a los hombres por su impulso sexual y los lleva a desenlaces aterradores. Se trata del personaje más famoso, pero también más controvertido de la dramaturgia de Frank Wedekind, en gran parte por el tabú sobre la sexualidad femenina que provocó escándalos y censuras en la época de su estreno. La obra propone una mirada sobre la mujer que es consciente de su sexualidad y la vive con libertad y sin culpas, lo que constituye una fuerte amenaza frente a la hegemonía machista imperante. Más de un siglo después Lulú, una tragedia monstruo continúa teniendo una enorme vigencia, ya que la representación sobre la sexualidad femenina en las ficciones aún está teñida por un machismo que prefiere mostrar a los cuerpos feminizados en posiciones débiles, dependientes y enamoradizas.
Comentario – Irene Acosta Alfonzo
Frank Wedekind, un autor que incursionó en temas tan escabrosos como necesarios, la sexualidad de las mujeres, el suicidio, el mundo del arte en el cabaret, una estética transgresora y una profundidad de contenido que supo aprovechar el rubro para decir mucho en imágen, palabra, música y movimiento. La adaptación que hacen Cintia Miraglia y Miguel Sorrentino es hermosa en cuánto a estética, y excelente en relación al mensaje que nos traviesa como espectadores. La dirección de Cintia Miraglia es equilibrada y sutil, aprovecha cada tiempo y espacio para que los actores, la actriz, los músicos, se vean, brillen, y expresen con todo lo que tienen, ese texto rico en arte y mensaje. La escenografía de Víctor Salvatore, me pareció hermosa, dinámica, de un trabajo perfecto en el diseño y realización. Cada pieza toma diferentes formas y se integra al movimiento de cada escena. La música, de Carlos Ledrag, es justa para este tiempo pero nos remite a aquel cabaret de finales del siglo XIX y principios del XX; unos músicos/ actores que siguen el instante exacto de la nota. Sorprende ese gesto de cuasi muñecos, máscaras, sin serlo, que realizan los actores y la actriz al compás de cada nota, o mejor dicho cada nota va con la expresión del texto, no hay distancia entre un concepto y otro, es una amalgama exacta que nos mantiene allí en ese cabaret/teatro-concert/circo pensando en los albores del teatro. Víctor Salvatore dirige esa coreografía que logra toda esa magia maravillosa. La iluminación de Matías Noval es muy digna de mención por los matices que marca.
Y ahora quiero dedicarle a los actores y la actriz, que hacen un trabajo de excelencia digna de resaltar. Iride Mockert es una actriz con un estilo tan marcadamente propio, que logra esas transformaciones maravillosas. Con gestos delicados, justos, nos lleva a esa mujer encendida de pasión y a la vez vulnerable y necesitada de amor, esa mujer que parece desenmascarar el espíritu del amante y sus pasiones ocultas. Una voz potente, un desenfado, todo expresa un aspecto femenino poderoso y combatido; Lulú tensa la trama hasta el final, y sorprende. Miguel Sorrentino tiene un poder de expresión en su rostro que admiramos mucho en este espacio, su cara habla. Horacio Marassi es genial en los roles que despliega, Héctor Bordoni actúa y toca teclados. Carlos Ledrag hace diferentes roles y toca guitarra. Todos están absolutamente impregnados de esa intención que nos trae el texto, rompen la cuarta pared y nos atraviesan, dejándonos maravillados y reflexivos.
La mujer y su arquetipo sexual aún sufre por el mundo.
Excelente, recomendadísima!!!